Gente con sangre Johnson LLona y público en general:
Les aviso que el próximo sábado 13 de septiembre es el cumpleaños de la abuelita Inés.
Sugiero, a los que seguimos la cadena de la Fe en "Dios nuestro Señor"( la estoy oyendo decirlo así) tener algún detalle que les muestre a las nuevas generaciones todo lo bueno que nos dio la fe y vida de la abuelita.
Muchos cariños para todos,
Tere Arnaiz
Por orden de la Tere les envío lo que escribí luego que a la Abuelita la mandaron a descansar.
La Abuelita Inés.
El día del funeral de la abuelita, quería decir unas palabras en homenaje y agradecimiento, sin embargo luego del vibrante, poético, chifiado y emocionante discurso del tío Hernán ya no cabía nada que decir.
Recuerdo muchas enseñanzas, anécdotas y vivencias con la abuelita y tengo mucho que agradecerle.
En dos oportunidades y por mucho tiempo estuvimos alojados (allegados) la familia Arnaiz Johnson completa en la casa de la abuelita, antes de la construcción de la casa y después del incendio durante su reconstrucción. La abuelita nos recibió a todos con los brazos abiertos, y sin reclamo. Además de recibirnos lo pasamos muy bien con ella. No muchos años después la abuelita acompañó mucho a mi mamá luego de la trágica muerte de mi papá.
Durante nuestra pre adolescencia especialmente, la casa de la abuelita (la casa del tío Paul más precisamente) era un lugar abierto para visitar tanto en invierno como en verano. Los primos lo pasábamos increíble y ella nos recibía en invierno con camas mullidas, pan de miel, porotos y lentejas, mucha leche, huevos con nata, pan con nata, postre de nata. Jugábamos cartas y conversábamos. Su casa era sencilla, el campo era rico en trabajo y pobre en juguetes (los caballos eran muy pocos casi todos del Nano Rojas), sin embargo como éramos hartos y había “mucho patio” lo pasabamos muy bien. La compañía de la abuelita era fundamental. En verano nos bañábamos en la chocolatada piscina, en el canal, en el tranque y en las acequias. Nos tirábamos piqueros desde un eucalipto que todavía existe en la plaza del condominio las araucarias. Llegada la tarde aparecían también millones de zancudos, que curiósamente no picaban a la abuelita, era inmune. Luego cuando se hacía de noche disminuía el número de zancudos y salíamos a la terraza a rezar el rosario con todas las luces apagadas y con olor a humo de las bostas de vaca que se quemaban para ahuyentar los zancudos, todo mezclado con el olor a jazmín. Recuerdo la bola de papel de chocolate, la chimenea, los cuadros y las muchas fotografías antiguas de la abuelita.
Nuestros recuerdos de la abuelita se mezclan con los recuerdos familiares, la fuerza de la familia y sus miles de alegrías y penas compartidas.
Tengo muchas anécdotas y vivencias, pero hay que escribir lo que se pueda.
Para mí la abuelita fue, es y será un modelo en muchos aspectos. Recuerdo:
- Su simpatía, haciendo que la gente que la rodeaba se sintiera bien, porque no basta con esforzarse para que los demás se sientan bien, también algunas personas como ella tienen un don.
- Su alegría, reflejada en su sonrisa casi permanente y siempre verdadera;
- Su buen humor, recordemos cómo se reía de si misma;
- Su capacidad para contar historias y conversar, de lo cual yo me beneficié mucho porque me encantaba escucharla;
- Su confianza y optimismo, por muchas cosas pero especialmente por haberse desprendido de todo y por el hecho de tener doce hijos;
- Su fuerza interior, lo que para mi explica el referente que ha sido para mantener unida a la familia.
- Su amor a la naturaleza, por las flores, recuerden el olor a jazmín, la flor de la pluma las rosas, su amor por las plantas y los cerros.
- Su capacidad para gozar de las cosas más simples, por ejemplo un viaje en auto a donde fuere. Tomarse una cerveza.
- Su amor por los niños, especialmente los más chicos;
- Su generosidad, especialmente con las personas que tenía cerca. Acuérdense que ella fue mucho tiempo la nana de su nana la Ester.
- Su amor a su familia Llona. Recuerdo muchas historias que contaba sobre sus padres, hermanos, primos, tíos y abuelos, cuentos de Maipú, de Aculeo. Recuerdo una vez que habló de la fe se su padre y su madre, de cómo había influido en ella y en sus hermanos. Fue porque alguien hizo un comentario que la fe de la familia venía del Opus Dei y ella dijo que no era así, dijo que la fe era primero de Dios, y luego la daba la familia y así se refirió a la religiosidad de su padre, su madre, sus hermanos y sobrinos.
- Su tremenda fe, para qué decir, ¡qué manera amar a Cristo y su Iglesia¡
- Su amor por el Opus Dei, que tanto ha influido en todos;
- Su amor por la libertad. La abuelita siempre hizo lo que quiso, y libremente quiso y amó lo que le llegó.
- Su amor a su descendencia, siempre atenta a todos. Aunque no declarara amores, se sentían de cerca y a distancia.
- Su paciencia y velocidad para tejer, ¡Cuánto habrá tejido!
- Su tremenda humildad para someterse a las decisiones de sus hijos, por ejemplo cuando tuvo que dejar de manejar a los 74 años y consecuentemente irse de Huechuraba.
- Su capacidad de rezar y también de gozar.
- Su sencillés y sobriedad, viajando feliz en citroneta y en micro. Su sencillísima forma de vestir (que para algunos era más que sobriedad).
- Su severidad y temple, lo cual la hizo muy dura hasta que vio que ya no era su misión ser dura y pasó a dar lugar a mucha dulzura. Acuérdense en la casa del tío Paul, cuando arrancábamos de la abuelita que nos perseguía con una varilla. Una vez invité a mi amigo Tatán Valdés, teníamos como 12 años. Había una casa de inquilinos abandonada en que una ventana tenía tres vidrios buenos y el cuarto roto. Le hicimos puntería a ver quien le pegaba al vidrio roto, pues bien quebramos los vidrios buenos. Nos acusaron a la abuelita y ella formalmente le dijo a Tatán que era amigo de sus abuelos y en ese acto lo desterró del Fundo, para siempre, Tatán todavía se acuerda. Esa vez no nos pegó, antes lo habría hecho.
- Su capacidad de no guardar rencor. Cuando se enojaba, luego se desenojaba.
- Su capacidad de aguante. Nunca se quejó en el sentido literal. La primera vez que la oí quejarse fue cuando tenía 86 años. La llamé por teléfono, le pregunté como estaba y me confesó que estaba cansada, que le dolía la cara, que ya estaba bueno. Me impresionó, jamás había oído una queja de la abuelita. Luego noté que no era una queja sino una confesión intima, porque no era un reclamo.
- Su amor por la ópera, que nunca entendí.
- Su amor por la pobreza, lo único que explica que no se haya quedado con algo en El Carmen y que siempre se desprendió de sus bienes.
- Su tolerancia. Aunque no parecía, era mucho más tolerante de lo que algunos pensábamos.
- Su amor por sus hijos y su amor y respeto por sus nueras y yernos a quienes siempre trató de usted.
- El amor que le tenían sus hijos, nueras y yernos.
- El amor que le tenía Juan Pablo Ried y como se reían juntos.
98 años bien vividos. Abuelita, no se olvide de nosotros.
Los abuelos son muy buenos modelos, porque no tienen la carga del modelo de género de los padres respecto a los hijos. No se les exige tanto y tampoco ellos se exigen tanto. Son universales.
Juan Rafael
Santiago, 2 de enero de 2008
Bernardita Johnson Ll. Escribió
Solo quisiera agregar un detalle sobre la mamá que me parece hoy en día, de mucha importancia. Cuando se murió el papito, en la familia NO OCURRIÓ NADA, todo siguió fluyendo como antes, no hubo ningún quiebre emocional ni nada por el estilo, porque la mamá era la columna vertebral. Por lo menos esa fue mi percepción el año 1953, cuando yo tenía 12 años. Sólo se me grabaron algunos “cambios materiales” que ocurrieron en El Carmen, como la desaparición de todos los álamos de la mesa del canal, la instalación de un bullicioso aserradero junto a la casa de los Rojas y la aparición del tío Pancho Rodríguez en escena, asesorando a Horacio.
La mamá no jugaba con nosotros ni nos ayudaba en las tareas – mal podía hacerlo en inglés – pero siempre ESTABA y creó ritos en la familia como fueron las misiones, el dulce de membrillo, el de duraznitos de San José que frotábamos con pedazos de saco, quemándonos las manos, para quitarles el pellejo, el de las naranjitas, que pelábamos raspándolas en una teja y que antes habíamos pinchado con espinas de algarrobo, el desayuno de los domingos, en el comedor, con chocolate y bizcochuelo, la campanilla que nos llamaba a las horas de comida, el rezo del Rosario después de comida, hubiera quien hubiera de visita, la carbonada de los sábados, las idas a dormir a la Mina para la luna llena de Febrero, las flores de almendro para el 7 de Julio y muchas mas.
Pienso que en una familia las costumbres, celebraciones, normas de disciplina, mantenidas inalterables en el tiempo, dan mucha seguridad y estabilidad a sus miembros. También me parece de justicia resaltar que un elemento fundamental en la solidez y continuidad de esta familia ha sido y sigue siendo EL CARMEN DE HUECHURABA, al que le debemos tanto, y que se lo debemos a Horacio Johnson Gana. Esta pertenencia forma parte importante de nuestra identidad familiar.
Bernardita Johnson Llona
Mamá: yo sé que eres santa, no me caben dudas. No hiciste grandes obras, ni grandes cosas, ni atendiste hogares de niños, ni fundaciones de caridad ni agrupaciones religiosas, ni instituciones. Ni tuviste visiones. Y como dijo el Santo Padre Juan Pablo II de San Josemaría Escrivá, que era el Santo de lo ordinario, ¡Mamá! Tu eres la santa de lo extremadamente ordinario. Eres la santa de la sencillez, de la sobriedad, de la pobreza hecha carne, de la abnegación dichosa, de la presencia de Dios en tu vida.
En tu juventud creíste tener vocación religiosa y la buscaste, pero el Señor te la ocultó. Según tú, ninguna te satisfizo. Cuarenta años después decías: ¡Si yo hubiera conocido el Opus Dei en aquella época! Que no existía. ¡Otra sería mi vida! Y yo digo, la mitad de los aquí presentes, no existiríamos.
Treinta años después se encontró con el Opus Dei que colmó su vocación hacia la santidad. Y le entregó a la Prelatura toda su sencillez, su abnegación gozosa, su encantadora piedad. A tal punto que el fundador, San Josemaría, en aquella inspiración espontánea le dijo públicamente: "Tú eres para mí, como un empujón del Espíritu Santo". ¡¡SÍ ELLA!! con su caminar rápido, con su Citroneta, con su Malta Morenita. ¡un empujón para él! Y para todos nosotros. Nos dio la Fe y todo lo que tenemos y se despojó de todo lo material que tenía. Un empujón para entender lo fácil que es ser santo con el ejemplo de ella. Y más ahora con su mediación en el cielo. ¡Si ya postrada hacía milagros!
Menos mal que Dios sabe más, mucho más y te empañó tu vocación de juventud de consagrarte enteramente a Él. Son 12 hijos, 73 nietos, 213 bisnietos, una tataranieta y dos sacerdotes - ¡Todo esto, mientras tanto! - que nacieron de ti, que conocieron tu vida, tu ejemplo y por sobre todo tu Fe.
La Santísima Virgen, Nuestra Madre, te espera en la antesala del Cielo. Como tantas veces la esperaste pasar en la Procesión del Carmen. ¿Qué será de la Procesión del Carmen para la familia sin tu presencia? Ojalá sea un compromiso serio con Ella, la Virgen del Carmen, y contigo mamá! Para testimoniar nuestra Fe y nuestro cariño. Es nuestro deber y que nace del fondo de nuestros corazones, agradecer, a todas las santas mujeres que con tanto cariño y abnegación atendieron a mamá hasta el último suspiro, hijas, enfermeras, nanas, doctores y auxiliares, Inés y Clemente. Sé que mamá hablará muy bien de ustedes en el cielo. Mamá; si lloro no es de pena, de ninguna manera, si no de la emoción, gratitud y orgullo de haber tenido tal mamá. Para terminar e imitar lo que tu nos enseñaste, a no tener vergüenza sino para pecar, te imito en lo que tu también me enseñaste cuando niño, el silbido, el silbido del Buen Pastor para llamarte y gritarte, que cuando estés junto a María tu Madre, cuando las dos estén en la presencia de Dios " se acuerden de habarle cosas buenas de nosotros”. chiflido!!!!!!!. Gracias Mamá. Así sea.
INÉS LLONA DE JOHNSON
Hace un año se marchó al Cielo una mujer excepcional, sencilla y grande a la vez, como lo hizo notar su hijo Hernán en la Misa de funeral. Inés Llona Reyes, viuda muy joven de Horacio Johnson Gana, mujer de un temple de acero , de una solidez cristiana imperturbable, reciedumbre vasca y gran fortaleza, fruto de una fe gigante.
Tuvo la gracia de saber transmitir su fe, su sobria piedad, sus entusiasmos divinos y humanos sin discursos ni razonamientos, simplemente irradiaban de su propia vida. Generosa y abnegada en su vida familiar, sin alardes ni quejas ante las naturales asperezas de la vida. No hubo adversidades para ella, sólo voluntad de Dios, que enfrentó siempre con realismo, energía y mucha fe.
Gozadora de la vida, amante del campo, donde pasó gran parte de su vida, de las flores, del mar, de un paisaje en cualquier rincón de Chile, a donde siempre estuvo lista para partir. Marcada por el campo, vivió pendiente del barómetro, el que consultaba no más despertar y ofrecer a Dios un nuevo día. Se deleitaba viendo llover, mirando los animales o contemplando una siembra de trigo que recién despuntaba.
Compartió las tradicionales manifestaciones de piedad con su familia y con los trabajadores de El Carmen de Huechuraba; el Mes de Sagrado Corazón, el Mes de María, la Novena del Niño, la procesión con el Santísimo al término de las Misiones. Quiso a toda esta gente como a los suyos y se preocupó de ellos material y espiritualmente. No por casualidad llamaron a su equipo de football Club Deportivo Reina Inés.
Amó a Chile apasionadamente, y se dedicó con entusiasmo a la política cuando las exigencias familiares lo permitieron.
Trabajadora incansable, como la mujer fuerte del Evangelio, tenía siempre una labor entre manos; tejía, podaba árboles, hacía injertos, o revolvía una enorme paila de dulces. Aprendió nada menos que de labios del propio San Josemaría Escrivá de Balaguer, quien la conoció bien, que todo su trabajo era materia de santificación.
Un baluarte, un hito, una referencia , para la magnífica descendencia que dejó: 12 hijos, 73 nietos, 221 bisnietos y dos tataranietos. Orgullosa de su aporte a este Chile que se hace viejo.
Nos dejó a sus descendientes una vara muy alta. ¡Que desde el Cielo nos ayude a mantener vigente su legado!
B.J.LL.
Gracias tía Berna. Sugiero que le mostremos estos escritos a nuestros hijos adolecentes especialmente.
Juan Rafael Arnaiz Johnson
Emocionante !!!!!
Pedro Pablo Arnáiz
Como le escuché decir a la Pilar Arnaiz:
Si estamos vivos, es que somos un éxito de la evolución de la especie humana.
¿"Cachan" lo que encierra esto?
Creo que para eso nos sirve saber de la vida de nuestros antepasados.
La abuelita "trascendió" en la cadena de la vida biológica y espiritual.
A mi por lo menos, me gustaría seguir sus pasos.
Tere Arnáiz
Mis recuerdos de la abuelita se dividen en dos etapas.
Primero, en la casa del tío Paul en el fundo. Como nosotros los Silva Johnson (de Matilde Salamanca no de El Vergel) inexplicablemente-para mí- no vivíamos en Huechuraba, la casa de la abuelita era nuestro paradero natural. Ella no era una abuelita de llenarnos de besos y regalos, sino que nos regaloneaba de otra manera. Nos preparaba desayuno todas las mañanas y lo llevaba a la pieza. Compraba los días domingo por ser un día distinto, una bebida, cosa totalmente extraordinaria en esa época.
Recuerdo a la hora de la siesta, una radio con la ópera "a todo parlante" También recuerdo su gusto por algunas telenovelas.
En las noches nos ofrecía bañarnos en una tina con 20 cm. de agua chocolate.
En la noche, el Rosario y las letanías, rezadas muy rápido, esto nos daba mucha risa y ella nos retaba.
Recuerdo su pasión por las plantas y las flores.
Después, el año 90, creo, se vino a vivir a Matilde Salamanca. Ahí éramos vecinos, ya que dormíamos en piezas contiguas. En esta época pude seguir conociendo su gusto por la ópera. Me llamaba la atención que en pleno invierno abriera las ventas de par en par para ventilar la pieza en las mañanas. Seguramente echaba de menos el olor de las flores y del aire fresco de Huechuraba.
Era absolutamente independiente, a pesar de sus años se iba caminando rápido a misa y volvía con un paquetito que podía ser una cervecita o algún picadillo para el aperitivo.
En los almuerzos se sentaba al lado de la mamá y yo la miraba echar cantidades industriales de sal a la ensalada y hacer enjuagues con el pisco sour.
Con el papá, se peleaban por el “Mercurio” en las mañanas. La abuelita entraba a su pieza a toda carrera preguntando por el “cuerpo c”, mientras el papá se estaba vistiendo para irse a la oficina.
“El cuerpo…, el cuerpo…C” Acá no hay ningún cuerpo le contestaba el papá, salvo el mío …que me estoy vistiendo.
Ahora ellos nos están cuidando desde el cielo, mientras nosotros seguimos echándole vuelo al columpio de nuestras vidas, hasta que podamos saltar hasta allá arriba.
Isidoro Silva Johnson
Gracias Isidoro!!!!
Pregúntale a tu mamá qué edad tenía ella cuando se fue a vivir al El Carmen Huechuraba y que edad tenía cuando se casó. Con esa información, tal vez entiendas porqué vivían en Matilde Salamanca.
Además, ¡Bendita Matilde Salamanca! fue la segunda casa para muuuuchos de los Johnson Llona y sus descendientes.
Tere Arnáiz
Gracias Isidoro
Juan Rafael Arnáiz
Ultimamente me he puesto un poco llorón; había logrado controlar un poco mis emociones pero estas cartas me hicieron recaer.
Pensé un buen rato en escribir, y después otro rato más largo en no escribir. Nunca fui bueno para redactar lo que podrán constatar , pero la ocasión ameritaba el esfuerzo.
Les adjunto mis líneas de recuerdo de la abuelita.
TJ
Tomás Johnson Roig
Abuelita Inés
Tengo consciencia de existir , en Huechuraba, de ese terruño son mis primeros recuerdos y obviamente la abuelita era parte de ese paisaje, como lo era el Chuto, la Silvia (mama del Cesar) , los Pichiniques , la María López, Aníbal y , algo más lejos de nuestra casa, los Durán, entre tantos. Que personajes todos. De chico yo pensaba que la Abuelita era la Abuelita de todos los que vivían ahí, y me imagino que en cierto modo pudo ser.
Pero tengo algunos recuerdos, que son mucho más que eso, son verdaderas marcas sicogenialógicas que tengo impregnadas en mi cabeza. En la casa de la Abuelita estaba el único teléfono en más de 35kms a la redonda, 774644, que sonaba al mismo tiempo en la casa del tío Hernán ya que era el mismo número. Para mí era la salida al mundo. Allí se dejaban los recados y sabía si algunos de los primos vendría o no el fin de semana, y que cuando venían siempre alojaban en su casa, en la pieza del fondo donde había tres camas dos de una plaza y una más chica.
Mí mañana del sábado casi obligada era cruzar la lechería del tío Carlos y bajar por la mitad del potrero, que muchas veces estaba regado y llegar a la casa de la Abuelita, embarrado, a esperar si llegaba algún primo para jugar o andar en los caballos del tío Paul, el Llanero y el Alazán; la Chilota con su cuesco no clasificaba para cabalgar con estos dos tremendos y briosos corceles.
Me acuerdo que la abuelita Inés siempre iba a buscar al cura a la parroquia de la Palmilla para la misa del sábado, en su citrola. Fui Acolito permanente y durante muchos años porque no había nadie más y con la abuelita aprendí algunos ritos y elementos litúrgicos. Los colores de los ornamentos, la cantidad de manteles del altar, la reliquia que supuestamente estaba en la piedra que había debajo de todos los manteles, ¡que misterio!. Mi aspiración máxima era, algún día leer en la misa, como lo hacía el Papá o el tío Hernán. Me ensaño a tocar las campanas antes de la misa, pero nunca pude hacerlo como ella, era insuperable, tenía la fuerza y el ritmo justo para dar con el talan-talan oficial y aceptado por la santa iglesia católica, otra cosa podía ser una herejía. Las festividades de la novena eran esperadas no tanto por la ceremonia en sí, sino que por los cuchiflíes, helados y las cornetas y pitos que traía la abuelita. La representación del Nacimiento fue una práctica que introdujo posteriormente la Chopi.
De la semana santa tengo una frase de ella que es un verdadero mantra cada vez que estoy en el vía crucis, no me la puedo sacar de la cabeza: Ella decía: “adoramoste Cristo y te bendecimosTé” y la gallada contesta: “que por tu santa cruz redimiste al mundo”, nunca cache si yo entendí mal o la frase era realmente esa.
En su casa los panes de miel eran increíbles; azucarados, esponjosos, de hecho nos pilló varias veces robando a diestra y siniestra. Me enseño la receta e intenté varias veces hacerlo pero sin los mismos resultados. En todo caso le receta original es sin leche, solo le lleva agua.
Me acuerdo que una vez nos dejó instalar una carpa de esas que tenía el tío Carlos, en el huerto que estaba al lado de la casa y dormimos varios primos, fue mi primer camping obviamente nos preparó un gran desayuno adentro de la casa, éramos de camping pero nunca tanto.
Encontraba increíble la pelota de papel plateado que tenía en su pieza, era gigante y pesadísima una vez me la presto, ¡no lo podía creer lo que pesaba ¡
Me encantaba subirme a la higuera que estaba en el Jardín, pero no me gustaban los higos , en realidad por el aspecto, ella me enseño a comer higos los maduros y los secos del suelo también, y hoy , cada vez que me como uno me acuerdo de esa higuera y de la abuelita.
Nunca la vi enojada o molesta con algo, es cierto que no era de abrazar ni hacer cariños pero me acuerdo que todos los que vivían en el Carmen la respetaban, admiraban y hablaban muy bien de ella.
Tomás Johnson Roig
Qué maravilla. Gracias Tomás. ¿Quién sigue?
Juan Rafael Arnaiz Johnson
Gracias Tomás.
Me gocé lo que escribiste.
Yo si la vi enojada. Una vez que les apagó la televisión a mis hermanos, en el tiempo que vivíamos con ella. Se aguantó harto rato hasta que no pudo más y se las apagó.
¿Alguno de los Arnaiz Johnson se acuerda?
Tere Arnáiz
Notable Tomás !!! Qué imaginación tenemos cuando niños, tu pensaste que la abuelita era la abuelita de todos en el fundo. Tarsicio pensaba que la abuelita estaba casada con el Tio Arturo, cuando vivian en el departamento de Bustamante.
Yo tbn la vi enojada una vez que nos metimos al galpón del Tío Paul, entreando por una escalera que había en el huerto...nos pegó con varilla
Isidoro Silva
Gracias primos todos por los recuerdos de "la abuelita"
Los higos....los malditos higos. Los odiaba y los sigo odiando. La abuelita nos pedia como muy bien dice Tomas, que nos subieramos al arbol a sacarlos. Esa leche pegajosa era bien asquerosa. Cada vez que veo un higo (restaurant, supermercado, feria etc...) me acuerdo de la abuelita con nostalgia. Me rio !!
Yo siempre sufri de amigdalitis y es por ello que conozco y quiero tanto a la Pilar Arnaiz quin santamente venia de la calle (chuta, se me olvido el nombre......era callao o San Crescente???) a ponerme el bencetacil. De seguro lo hacia gratis!!! Gracias Pilar!! Vuelvo a la abuelita que siempre me venia a ver y yo pensaba: ira a ver a todos los sobrinos que se enferman?? si es asi tendra esta pobre abuelita la agenda full. Evidentemente nunca le pregunte.
Yo nunca la vi enojada. Siempre se reia me atreveria a decir.
Alguien hablo de su tolerancia. Efectivamente era extrema. Ella veia debajo del agua pero no decia nada, o mas bien si lo decia con su mirada y su sonrisa.
No por sacar pica les cuento que en Septiembre del ano 1991 caundo me fui de Chile, vino la abuelita a decirme adios y me regalo un rosario que no recuerdo bien si pertenecia a su madre o su abuela (mi mama les sabra decir) El rosario de la abuelita me acompano por muuuuuchos anos (fue un rosario viajado) Lamentablemente siempre tuve la paranohia de que no me lo merecia o que mejor iba a estar en otras manos. Asi fue como en una d emis visitas a Chile se lo entregue a mi mama sin antes decirle que habia sido un honor tenerlo por varios anos pero preferia lo tuviera ella. Hace unos anos para un partido de futball Chile con no se quien donde en las calles no habia nadie, paso un weon en bicicleta y asalto a mi mama. Le robo la cartera. Pobre ladron, no sabia con la chichita que se estaba curando. No habia un peso en su cartera pero si el rosario de la abuelita. Entiendo incluso que mi mama muy digna se paro y le grito:yapo, no hay plata pero esta el rosario.......parece que el lanza no le escucho porque apreto cueva con la cartera!!
Ir al carmen fue siempre un gran panorama para nosotros (hablo de Alejo y yo) los pan d emiel, que cosa mas rica. La tia Gena y la Rosario vinieron a verme hace unos anos y yo especailmente les pedi un pan d emiel d ela abuelita. La intencion fue buena pero.........Gracias Tia Gena, gracias Rosario!!!
Con orgullos digo, que los ultimos anos antes de dejar Chile la abuelita oficialmente me encargaba los cirio pascual (no se bien como se escribe) y tenia que partir a donde ella decia y yo encantado los compraba. La primera vez con la poca experiencia compre como 4 y median como 3 metros cada uno. La abuelita "tiernamente" (y de verdad fue tierna) me dijo que con uno bastaba y que tampoco era necesario fueran tan ltos.
Un ultimo comentario. Es verdad que era dura (tipo la Madre Teresa que tuve ademas la suerte de conocer) La abuelita era practica, olvidate de besarla. Una vez le pregute porque y me dijo que tenia bigotes????? Dicho lo anterior mi opinion es que me fue muy facil quererla. Los hijo casi todos (creo yo) heredaron ese paquismo (pacos o pacas. Serios......yo se que me entienden) y a pesar de ellos al menos para mi, me es facil quererlos a todos.
Mi otra abuela era exactamente lo opuesto a la abuelita Ines. Tocona, media puntuda. Una delicia.
Fui afortunado con mia abuelas!!
Oye tomas, increible pero yo tb me acuerdo perfectamente de es numero de telefono pero pensaba
que era de la Tia Ines??
Esto es mi aporte.
Abrazos y besos para todos!!!
Gonzalo Silva
Gonzalo Rodrigo, ¡¡¡gracias!!!!
A mi tampoco me gusta comer higos. Me salen aftas.
HOY ES EL CUMPLEAÑOS DEL TIO ARTURO celular 86858175
Y tb. el DULCE NOMBRE DE MARÍA Felicitaciones a toooooodas las Marías.
Tere Arnaiz