Cuando se inició este proyecto, se veía como algo lejano y muy difícil de alcanzar… quizás incluso algo fuera de lo normal o medio sensacionalista. Pero la idea era proponerse algo entretenido, de largo aliento y que nos permitiera tener un pequeño giro en nuestras vidas, que se estaban volviendo algo monótonas y trabajólicas.
Cuando se empieza a trabajar por un objetivo, comprándose los materiales adecuados, consiguiendo el cupo en la carrera y los pasajes, uno se da cuenta que ya está jugado, que esto ya partió y hay que sacarlo adelante. Ahí es cuando se empieza a vivir el sacrificio, el esfuerzo y la emoción de correr una maratón, que en este caso fue la de Nueva York.
Lo vivido fue tan vibrante que no había tenido la posibilidad de contárselos, pues no tenía palabras para describirlo…hoy en el avión de vuelta a chile, tengo un sensación de que quiero seguir viviendo esto y lógicamente la intensidad de esto ya no existe… por lo que considero bueno escribirlo. Escribirlo pues así queda impreso o archivado para siempre y habrá algún registro al cual acudir cuando se quiera recordar. En mi cabeza y corazón quedará para siempre el remesón vivido este domingo 4 de noviembre después de haber corrido 42 km, por la calles de Nueva York, junto a 40.000 personas. La mezcla entre el éxtasis, el dolor, el orgullo, el esfuerzo y la alegría de lograr el objetivo propuesto hace 1 año atrás, es un terremoto emocional grado 9, que te deja choqueado por lo menos por un par de días. Es muy difícil describirlo… pero los detalles vividos son tan fuertes y profundos que se recordarán para siempre.
Un ejemplo de esto es partir con Juanra, Gustavo y chilenos que se querían sumar entre el mar de gente que existía, cuando dieron el cañonazo de largada… cantando el himno nacional, inspirados por un corredor chileno, que en honor a un amigo suyo muerto, vestía para esta corrida el uniforme de soldado de la guerra del pacífico y llevando consigo la bandera chilena.
Otro ejemplo, es enfrentar el puente ( el Verrazano) con 40 mil personas empezando una carrera, con todo Manhattan a la vista y con el más clásico de lo éxitos de Rolling Stones, Start me up, para darte ánimo a vencer los 42 kilómetros que te quedan por delante.
Bueno y así miles de cosas que te mantenían los pelos parados a cada segundo… lisiados corriendo, barcos haciendo espectáculo con chorros de aguas…aviones haciendo espectáculos en el cielo y simplemente correr por las maravillosas calles de Brooklyn, Queens y Manhattan. Imagínense que durante toda la carrera, cual visita del papa, existe un cordón de cuatro filas de espectadores que no dejan de gritar tu nombre y darte apoyo. Nosotros llevábamos escrito en las camisetas nuestros nombres por lo que el “ lets go Vicente, Gustavo y Arnaiz” se escuchó de principio a fin. Por ahí incluso cuando uno iba por un costado de la calle saludando al público mientras corría, aparecieron algunos gritos de histeria de una que otra gringa que se emocinaba con estos runner, jajajaja. “The pain is temporary and the pride is forever”, se leía en alguno de los carteles que utilizaban algunos más creativos… por otro lado, cada cuadra se organizaba con sus colores, bandas musicales y banderas para dar un aliento distinto a los corredores, así podrán darse cuenta… esto era una fiesta de principio a fin y todas cosas que te iban haciendo vivir cada metro, kilómetro y milla de una forma distinta y que recordaremos siempre cada uno de nosotros los que corrimos esta maratón.
Durante tanto tiempo se entrenó para llegar a vivir esto pensé…cuantas levantadas a las 6 de la mañana, cuantos asados menos, cuantos kilómetros trotados como entrenamiento, cuantas cosas dejé de hacer para llegar en la mejor forma posible… en fin, lo bueno fue… que lo valoré y lo disfruté muchísimo y cuando uno se sacrifica por algo y con constancia y persistencia logra sus objetivos, estos se hacen muy enriquecedores.
La dificultad se empieza a sentir en el kilómetro 30 aproximadamente, donde tu cuerpo da las primeras señales de que ya no le van quedando muchas reservas. Así y todo mi compañero de bloque (Gustavo) y yo, mantuvimos nuestro ritmo matemático con el que veníamos corriendo y milla que pasábamos la dejábamos atrás en 8min.30seg. Esto nos llevaría de acuerdo a nuestros registros a completar los 42 kilómetros o 26 millas en aproximadamente 3hrs.45min. lo que era un muy buen tiempo para ser primera maratón y más encima Nueva York, que se sabe la más difícil por su gran cantidad de cuestas. Juanra por su parte venía unos minutos atrás tomandose la carrera con calma y sabiduría. El quería sólo llegar y disfrutar de la carrera.
En el kilómetro 35 ya estábamos perdiendo poco a poco nuestro ritmo… los calambres y contracturas en distintas partes del cuerpo van generando dolores que hacen que uno baje la velocidad, se genera un tipo de desafío contra el cuerpo, y lo empiezas a someter a su máximo esfuerzo, llevándolo hasta el límite... la cabeza por un lado aferrada a no bajar la velocidad y seguir corriendo hasta el final y el cuerpo por el otro… sufriendo el rigor de la carrera y pidiendo a toda costa que esto termine pues ya no puede seguir. Así los 08:30 por milla pasaron a 09:00 y 10:00 y hasta 11 min. la milla lo que nos llevó a terminar en vez de las 3:45:00 en 3:58:00.
Nunca en mi vida había hecho un esfuerzo físico y mental tan grande, los temblores musculares, la deshidratación, la contracción de la espalda, las rodillas completamente inflamadas y el corazón bombeando a 1000, me tenía absolutamente invadido. Cuando vi la meta, mi emoción fue tan grande que me largué a llorar como niño chico, por fin se acababa lo que había partido como una fiesta y terminaba como un suplicio. La crucé… le di gracias a dios por haberme permitido esto… y entré en un gozo y felicidad indescriptible… estaba viviendo un sueño… completamente volado e inconciente, hasta que un “ you are Ok” me despertó, me pasó una bolsa con jugos especiales, fruta y agua para recuperarme…yo seguía llorando pues lo que estaba viviendo era muy intenso y la emoción de haberlo logrado era muchísima. Aquí volvió el suplicio nuevamente… todos los dolores estaban aún en su lugar y mi estabilidad se perdía en cada segundo que pasaba… además me invadió una angustia terrible al acordarme y pensar en que situación podía estar mi partner de bloque, Gustavo, al cual había dejado atrás por problemas físicos faltando unas 4 millas para la meta. Me había costado tanto a mi… el llegar a la meta, que no podía imaginar su sufrimiento 4 millas antes. Juan Rafael por su parte llegó jovial y contento unos segundos después de mi, atacando la carrera y absolutamente entero.
Cuando se empieza a trabajar por un objetivo, comprándose los materiales adecuados, consiguiendo el cupo en la carrera y los pasajes, uno se da cuenta que ya está jugado, que esto ya partió y hay que sacarlo adelante. Ahí es cuando se empieza a vivir el sacrificio, el esfuerzo y la emoción de correr una maratón, que en este caso fue la de Nueva York.
Lo vivido fue tan vibrante que no había tenido la posibilidad de contárselos, pues no tenía palabras para describirlo…hoy en el avión de vuelta a chile, tengo un sensación de que quiero seguir viviendo esto y lógicamente la intensidad de esto ya no existe… por lo que considero bueno escribirlo. Escribirlo pues así queda impreso o archivado para siempre y habrá algún registro al cual acudir cuando se quiera recordar. En mi cabeza y corazón quedará para siempre el remesón vivido este domingo 4 de noviembre después de haber corrido 42 km, por la calles de Nueva York, junto a 40.000 personas. La mezcla entre el éxtasis, el dolor, el orgullo, el esfuerzo y la alegría de lograr el objetivo propuesto hace 1 año atrás, es un terremoto emocional grado 9, que te deja choqueado por lo menos por un par de días. Es muy difícil describirlo… pero los detalles vividos son tan fuertes y profundos que se recordarán para siempre.
Un ejemplo de esto es partir con Juanra, Gustavo y chilenos que se querían sumar entre el mar de gente que existía, cuando dieron el cañonazo de largada… cantando el himno nacional, inspirados por un corredor chileno, que en honor a un amigo suyo muerto, vestía para esta corrida el uniforme de soldado de la guerra del pacífico y llevando consigo la bandera chilena.
Otro ejemplo, es enfrentar el puente ( el Verrazano) con 40 mil personas empezando una carrera, con todo Manhattan a la vista y con el más clásico de lo éxitos de Rolling Stones, Start me up, para darte ánimo a vencer los 42 kilómetros que te quedan por delante.
Bueno y así miles de cosas que te mantenían los pelos parados a cada segundo… lisiados corriendo, barcos haciendo espectáculo con chorros de aguas…aviones haciendo espectáculos en el cielo y simplemente correr por las maravillosas calles de Brooklyn, Queens y Manhattan. Imagínense que durante toda la carrera, cual visita del papa, existe un cordón de cuatro filas de espectadores que no dejan de gritar tu nombre y darte apoyo. Nosotros llevábamos escrito en las camisetas nuestros nombres por lo que el “ lets go Vicente, Gustavo y Arnaiz” se escuchó de principio a fin. Por ahí incluso cuando uno iba por un costado de la calle saludando al público mientras corría, aparecieron algunos gritos de histeria de una que otra gringa que se emocinaba con estos runner, jajajaja. “The pain is temporary and the pride is forever”, se leía en alguno de los carteles que utilizaban algunos más creativos… por otro lado, cada cuadra se organizaba con sus colores, bandas musicales y banderas para dar un aliento distinto a los corredores, así podrán darse cuenta… esto era una fiesta de principio a fin y todas cosas que te iban haciendo vivir cada metro, kilómetro y milla de una forma distinta y que recordaremos siempre cada uno de nosotros los que corrimos esta maratón.
Durante tanto tiempo se entrenó para llegar a vivir esto pensé…cuantas levantadas a las 6 de la mañana, cuantos asados menos, cuantos kilómetros trotados como entrenamiento, cuantas cosas dejé de hacer para llegar en la mejor forma posible… en fin, lo bueno fue… que lo valoré y lo disfruté muchísimo y cuando uno se sacrifica por algo y con constancia y persistencia logra sus objetivos, estos se hacen muy enriquecedores.
La dificultad se empieza a sentir en el kilómetro 30 aproximadamente, donde tu cuerpo da las primeras señales de que ya no le van quedando muchas reservas. Así y todo mi compañero de bloque (Gustavo) y yo, mantuvimos nuestro ritmo matemático con el que veníamos corriendo y milla que pasábamos la dejábamos atrás en 8min.30seg. Esto nos llevaría de acuerdo a nuestros registros a completar los 42 kilómetros o 26 millas en aproximadamente 3hrs.45min. lo que era un muy buen tiempo para ser primera maratón y más encima Nueva York, que se sabe la más difícil por su gran cantidad de cuestas. Juanra por su parte venía unos minutos atrás tomandose la carrera con calma y sabiduría. El quería sólo llegar y disfrutar de la carrera.
En el kilómetro 35 ya estábamos perdiendo poco a poco nuestro ritmo… los calambres y contracturas en distintas partes del cuerpo van generando dolores que hacen que uno baje la velocidad, se genera un tipo de desafío contra el cuerpo, y lo empiezas a someter a su máximo esfuerzo, llevándolo hasta el límite... la cabeza por un lado aferrada a no bajar la velocidad y seguir corriendo hasta el final y el cuerpo por el otro… sufriendo el rigor de la carrera y pidiendo a toda costa que esto termine pues ya no puede seguir. Así los 08:30 por milla pasaron a 09:00 y 10:00 y hasta 11 min. la milla lo que nos llevó a terminar en vez de las 3:45:00 en 3:58:00.
Nunca en mi vida había hecho un esfuerzo físico y mental tan grande, los temblores musculares, la deshidratación, la contracción de la espalda, las rodillas completamente inflamadas y el corazón bombeando a 1000, me tenía absolutamente invadido. Cuando vi la meta, mi emoción fue tan grande que me largué a llorar como niño chico, por fin se acababa lo que había partido como una fiesta y terminaba como un suplicio. La crucé… le di gracias a dios por haberme permitido esto… y entré en un gozo y felicidad indescriptible… estaba viviendo un sueño… completamente volado e inconciente, hasta que un “ you are Ok” me despertó, me pasó una bolsa con jugos especiales, fruta y agua para recuperarme…yo seguía llorando pues lo que estaba viviendo era muy intenso y la emoción de haberlo logrado era muchísima. Aquí volvió el suplicio nuevamente… todos los dolores estaban aún en su lugar y mi estabilidad se perdía en cada segundo que pasaba… además me invadió una angustia terrible al acordarme y pensar en que situación podía estar mi partner de bloque, Gustavo, al cual había dejado atrás por problemas físicos faltando unas 4 millas para la meta. Me había costado tanto a mi… el llegar a la meta, que no podía imaginar su sufrimiento 4 millas antes. Juan Rafael por su parte llegó jovial y contento unos segundos después de mi, atacando la carrera y absolutamente entero.
Finalmente todos llegamos y cumplimos con nuestro primer y segundo objetivos… que eran disfrutarla a mil, vivirla y simplemente llegar… como primer y gran desafío… y por otro lado, por todo lo que habíamos entrenado, debíamos estar cercanos a las 4 horas y en lo posible bajarlas. El tercero y más exigente… era seguir hasta el final el ritmo de carrera que habíamos decidido ( 8m.:30seg./milla), para en el mejor de los casos, llegar a las 3 horas 45. Claramente este no lo logramos, Gustavo y yo, sólo Juanra si lo mantuvo, pero estuvimos cerca… duramos hasta el kilómetro 35 perfecto y aflojamos al final. Lo que inmediatamente en vez de ser un drama… nos pone el desafío aún más interesante desde hoy en adelante, de bajar si o si las 03:45:00 en nuestra próxima maratón.
En conclusión amigos y sin querer aburrirlos más… debo recomendar a todos los que se interesen y puedan hacerlo… en vivir esta experiencia. Te deja nuevo, absolutamente reconstruido, es un remezón emocional maravilloso y es un ejemplo de deporte. Lo que nosotros vivimos, ojala pueda vivirlo más gente.
VICENTE
congratulations
you are the champions
you are the heros
you are the signs
that work and courage
they run toguetherbut run inside
inside our souls whith personal ritms
whith personal times
whith personal cycles
whith internal loves
matías arnáiz johnson
Pilar escribió:
Felicidades a Vicente Gustavo y Juan Rafael. Acabo de saver que existe esta pagina para comunicarse y conversar. Para que todos sepan soy la Pilar Johnson Roig, vivo en los Ángeles, tengo 4 hijos (Pilar, Borja, Maite y León) y la verdad es que me da mucha pena no poder participar de las reuniones familiares, pero si Dios quiere voy a la Llonada. Saludos a todos
Hola Pilar, soy la Úrsula, sabes que no he podido hacerte llegar la invitación a la fiesta de los Llona, pues no tengo tu correo................
Bernardita escribió:
MI FELICITACION A LOS CORREDORES Y A VICENTE POR SU EXCELENTE RELATO. ME PARECIÓ HABER ESTADO ALLÁ CON ELLOS.
BERNARDITA JOHNSON LLONA
1 comentario:
Felicidades a Vicente Gustavo y Juan Rafael. Acabo de saver que existe esta pagina para comunicarse y conversar. Para que todos sepan soy la Pilar Johnson Roig, vivo en los Ángeles, tengo 4 hijos (Pilar, Borja, Maite y León) y la verdad es que me da mucha pena no poder participar de las reuniones familiares, pero si Dios quiere voy a la Llonada. Saludos a todos
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