Acabo de llegar de trabajos y estoy muerta. Pasé 10 días de mis vacaciones en Tierra Amarilla, una localidad a 15 kilómetros de Copiapó, a casi doce horas de mi casa, mi cama, mi baño. Entregué dos casas, dos hogares a dos familias que de verdad lo necesitaban. Ver como la cinta tricolor se cortaba gracias al trabajo de las 8 personas que fuimos familia y partners de construcción, sobrecogió mi corazón ambas veces de manera muy distinta, pero igual de fuerte.
Acabo de llegar de trabajos y soy otra persona. El servicio, la voluntad y el compromiso vividos en Tierra Amarilla no dejaron indiferente mi personalidad y mi actitud frente al resto. Porque servir cuando hay que servir puede ser fácil, pero servir cuando también hay que vivir no lo es tanto. Servicio, Voluntad y Compromiso.
Servir es una tarea tan difícil como urgente y así como me dispuse construir durante 10 días para hacer feliz a dos familias, ahora estoy dispuesta a servir cada día para hacer feliz a mucha gente más.
Me decidí a ir a trabajos, me decidí a levantarme temprano cada día y pescar el chuzo, la pala, el martillo para trabajar o la esponja para lavar y me decidí a hacerlo con una sonrisa. Me decidí a jugármela por la felicidad del otro, del pueblo de Tierra Amarilla y de mis compañeros. Y al final salí ganando.
Y ahora que volví a Santiago, a mi casa, con mi familia, a estudiar, a la rutina, me toca seguir con el compromiso. El compromiso con mis compañeros, con mi universidad y con mi País. Porque sé que soy el futuro de Chile, me comprometo a servir para hacerlo mejor.
Acabo de llegar de trabajos.
Ignacia Pérez Silva
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