miércoles, 3 de marzo de 2010

Cristóbal Johnson Roig

CRISTOBAL JOHNSON

Conozco a Cristóbal desde que nació pues soy seis años mayor. Fue un niño inquieto y más bien tímido.

Recuerdo cuando él tenía aproximadamente diez años llegó a nuestra casa diciendo que le dolía un ojo, que jugando en los fardos del establo un niño le había tirado una piedra. Perdió la vista de más de la mitad de ese ojo pero no tuvo ninguna señal física. No se le notaba. Extraordinario fue siempre para mí lo talentoso que era para saltar garrocha y para jugar futbol sin tener la perspectiva de los dos ojos.

Mi amistad con Cristóbal comenzó realmente hace aproximadamente doce años. Hicimos juntos un curso que nos obligó a conocernos bien. Así aunque éramos muy distintos nos hicimos muy amigos como los hay muchos.

Nos unía la familia, el fundo el Carmen, el futbol en Reina Inés y en Cruzados, y especialmente los paseos a caballo a la cordillera, con sus eternos silencios, que seguirán como recuerdos imborrables en muchos de nosotros.

En esos paseos Cristóbal junto con Cristobal mi hermano eran los líderes. Cristóbal Johnson ayudaba a todos, ensillaba las mulas, cocinaba, cuidaba a los más débiles y a los que no se la podían.

Cristóbal era un hombre fuerte que hablaba fuerte y se notaba mucho, llegaba a dar miedo, sin embargo los que lo conocieron saben que era muy sencillo, generoso como pocos, de un corazón gigante especialmente con los más necesitados y con los niños; y de una gran sensibilidad que lo hacía muchas veces achicarse ante situaciones fuera de su control.

Cristóbal era un tira para arriba, pasaba alagando a la gente especialmente a las mujeres.

Cristóbal era un verdadero amigo de los niños, ¡como los quería! a los propios y a los ajenos. Siempre estaba con ellos inventándole juegos y dándoles aliento.

Cristóbal era un hombre apasionado por los caballos y por la vida de campo.

Dios se lo llevó en su mejor momento, porque lo necesitaba allá arriba en el cielo.

¡Que Dios lo tenga en su Santo Reino! ¡Que Dios le tenga un tropel de caballos para amansar junto con su queridísimo Tata John!.

Lo echaremos mucho de menos los arrieros hermanos andinos. No seremos los mismos pero conservaremos el espíritu.

Que Dios ayude a la Alejandra, Cristobalito, Pedro y León para salir adelante. No los dejaremos solos.

Juan Rafael, 2 de marzo 2010


Ñato, hermano, amigo, primo.

Al fin pudiste descansar. Tu corta, pero intensa e incansable vida entregada siempre a los demás, sin duda es el sello que dejarás en esta tierra. Tu constante entusiasmo y potencia física para acudir en ayuda de cualquiera que tuviera un problema, sin mostrar ningún cansancio, amante de la vida, que viviste a concho.

Trataste, sin diferencias, desde tus familiares más cercanos al más humilde de tus empleadossin distinción alguna. Te desviviste por todo el que estuviera a tu lado. Al momento de tu muerte sentí que alcanzaste la paz, esa que nunca tuviste en vida por toda esa entrega y pasión con que la viviste siempre, siempre por los demás.

Tus partidos de fútbol, entrega total, lesionado o no, ahí estabas rompiendo medios campos y cualquier ataque contrario, hasta llevarte a todo el equipo encima, con pelota y todo para hacer un gol.

Otra cosa es a caballo. Paseos donde serviste en cualquier condición, calor, altura y fríos extremos. Como olvidar la gélida “Piedra numerá “ a los pies del glaciar del plomo, nosotros abrigados hasta la naríz y tu cocinandonos. O la emboscada de Collihuai, también cocinando, una especie de cocimiento bien condimentado y sobre todo picante, muy picante como te gustaba, sobre una roca donde a penas se podía estar de pie; no sé como lo hacías, rápidamente tenías un fuego y el fondo encima, con comida para todos y más, servidos prácticamente a la cama, en las condiciones más extremas. Créanme, eran muy extremas.

Tu pasión por los niños, como los hacías jugar, como jugabas con ellos. Toda tu vida fuiste como un niño y no me lo discutas, porque es verdad y además ya no me puedes discutir, ya no te puedo ni siquiera retar, nadie más te retará. Qué curioso; normalmente los adultos retan a los niños, ¿por qué será? ¿Quién no lo retó alguna vez? Yo varias, aunque no se ahora quien soy yo para haberlo hecho, en fin. Quien más que tu fue como un niño; sin miedo a la vida y menos a la muerte, lleno de dudas y contradicciones, con actos temerarios…..como un niño.

No me cabe ninguna duda, “sé como niño y entrarás en el cielo”. Te veo en los brazos del tata Dios, acurrucándote y acariciándote, diciéndote suavemente, todo ya pasó, así como quien consuela a un niño que se dio un buen porrazo.

Anda, ándate con el Güelo y la abuela Pata, con mi taita, el tío Horacio, Juan Pablo, el tío Paul, el tata Horacio y todos los demás, y como no con la abuelita Inés, que ya estaba echando de menos un nieto gozando con ella para siempre.

Santísima Virgen María, en ti confío.

Cristóbal Arnáiz

Santiago, martes dos de marzo del año 2010.








2 comentarios:

FAMILIA JOHNSON dijo...

Queridisimo clan,

Les agradezco mucho lo que me han mandado sobre el funeral de Cristobal; me ayuda mucho para unirme al dolor de todos y a la oracion de todos. Pido mucho por los Johnson Roig, por la Ale y los hijos; cantidades de gente a mi alrededor hace lo mismo. Por todos lados me para la gente y me dicen cuanto lo sienten y como rezan. Un abrazo para todos,

Lucy

Juan Esteban Johnson U. dijo...

Querida Familia,

Me uno desde Australia a toda la pena, y oraciones por Cristobal y su familia. Pido especialmente por la Ale para que Dios le de fortaleza. Aunque estemos muy lejos, seguimos muy unidos como una gran Familia.

Un abrazo fuerte a todos,

Juano

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